La pregunta por el Gran Arquitecto del Universo se envuelve en el misterio más profundo. En esta bellísima y profunda novela de connotaciones esotéricas, un hombre simple siente que conocer este concepto infinito es demasiado para él y comienza por una labor más modesta y aún así tan grande como aquella: descubrir lo que de aquel ser infinito hay en su pequeña humanidad, en él como pequeño arquitecto del universo. La renuncia a la falsedad, a los convenios sociales que sigue sin reparo hasta la fecha, el sentir de la inminencia de la muerte, la compenetración con el verbo («ser es ser dicho») y su (nuestra) extraña relación con el cuerpo se convierten en piezas de un camino hacia el descubrimiento de su ser objetivo, real.